Por Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Allá por 1985 leímos por primera vez de la hipotética intención (gobierno de Martínez Manautou). El que esto escribe pensó que los ingenieros estaban locos ¿cómo era posible llevar agua del Pánuco y sureste mexicano a Chihuahua, Coahuila y norte de Tamaulipas?.
Más de 35 años después el Gobernador Américo Villarreal revive el viejo proyecto, lo hace suyo y está dispuesto a trabajar por él en el curso del sexenio. De realizarse sería la obra de ingeniería jamás realizada en los siglos de historia de la Costa del Seno Mexicano.
No fue el sueño del ingeniero hidráulico –su padre Gobernador-, es el sueño del médico cardiólogo que piensa en grande.
Villarreal Guerra trajo agua de la presa Vicente Guerrero a los victorenses. Villareal hijo quiere conducirla desde el Pánuco hasta el norte para fines agrícolas, de consumo humano y hasta pagarle la cuota internacional –río Bravo- a los Estados Unidos.
Así se lo planteó al Presidente López Obrador en esa maratónica reunión del gabinete federal la tarde-noche del martes en el Polifórum.
Dicen que las grandes obras comienzan con sueños. Ya soñaron técnicos y políticos a partir de 1960. Hoy el primer gobierno de la 4T en Tamaulipas trabaja sobre planos y no castillos en el aire ¿es posible?. Claro que sí, y más si es confeccionado a las necesidades de Tamaulipas.
Se trata del Plan Hidráulico del Golfo Norte (Plhigon, por sus siglas) que años atrás visionaron técnicos de la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos para bombear agua desde los ríos del sureste Grijalba, Usumacinta y Papaloapan, hasta el norte de México.
Por la cuenca del pacífico idearon el Plhino, Plan Hidráulico del Norte, para construir acueductos desde Nayarit y Sinaloa rumbo al sediento desierto de Sonora.
Ya no son planes irrealizables. Tienen su inspiración en la Alianza de América del Norte para Agua y Energía, Nawapa por sus siglas en inglés, que abastece agua al sur de los Estados Unidos desde Alaska y Canadá.
El Plan Hidráulico del Noreste –o Golfo- es muy ambicioso: Uso de agua con fines de riego, crear plantas nucleares y desaladoras, generar redes de piscicultura.
Acoplado por los técnicos americanistas a un acueducto desde el Pánuco, la inversión estimada en 40 mil millones de pesos.
Quiere bombear a la presa Marte R. Gómez para sustituir lo que Nuevo León no nos regresa con fines de riego a los distritos 25 y 26. Permitiría sembrar hasta 77 mil hectárea de maíz para consumo humano y buscar con ello la autosuficiencia alimentaria nacional.
Las ciudades de la frontera, de Miguel Alemán a Matamoros, tendrían suficiente abasto del vital líquido.
Al contribuir Tamaulipas con el pago de agua a los “gringos”, en 431 mil millones de metros cúbicos, saldrían beneficiadas las entidades de Sonora, Chihuahua, Nuevo León y hasta Baja California.
Conducir 15 mil litros por segundo requiere de potentes y costosas bombas ¿cómo se va a financiar? A mediados de enero del 2023 AVA tendrá el proyecto de ingeniería básica sobre su escritorio, lo que le permitirá hablar con más firmeza a los banqueros y funcionarios federales que manejan la chequera.
El médico quiere ir más allá: Obtener una concesión de Conagua para realizar ¡una segunda línea de acueducto! Dentro de 35 años.
Con una frontera sedienta, en que la industria ya no tiene para crecer, tarde o temprano el agua tendrá que llegar del sur, donde hay en abundancia. Es realizable con sacrificios económicos.
Lo anterior nos recuerda a Manuel Cavazos Lerma y su Canal Intracostero, que no pudo llevar a feliz término pero sigue vigente. Licitó y concesionó al Grupo Protexta, de Monterrey, pero los trabajos jamás iniciaron. No es una obra prioritaria.
Fue un propósito también acariciado por el Gobernador Norberto Treviño Zapata, con todo el apoyo del presidente Ruiz Cortines, pero no le soltó el presupuesto necesario.
Más antes, a finales de los ochentas del siglo antepasado, Luis García de Arellano quiso construir un canal navegable desde Tampico hasta la gran Ciudad de México. Quedó en eso, promesa de político en campaña por la gubernatura de Tamaulipas, que perdió.
En cambio, el agua tiene que llevarse al norte a como de lugar y al costo que sea. Hacerlo a tiempo evitará conflictos y angustias como las que vivió Monterrey en el último estiaje. Estamos a tiempo que los gobiernos federal y locales pongan manos a la obra.
Por lo pronto no se menciona al vecino Nuevo León, cuyo anterior Gobernador, El “Bronco” Rodríguez Calderón, se negó a construir el acueducto desde el Pánuco, cuando ya tenía autorización y la colaboración de Tamaulipas. Hoy estará difícil que los regios crucen por nuestro territorio.
Con seguridad durante todo el sexenio americanista se estará hablando del PLHIGON. Es viable pero costoso. La lana tendría que salir de créditos bancarios, Hacienda federal, apoyos del Nadbank fronterizo y hasta de un alto costo para los usuarios de los servicios.
Es la magna obra de Américo. De realizarse, su nombre quedaría plasmado en la página indeleble de la historia de Tamaulipas.
Hay otros proyectos que también perpetuarían su nombre, como es la construcción de METROS en las zonas conurbadas de Tampico-Altamira y Reynosa-Matamoros, de lo cual luego comentaremos.